martes, 24 de mayo de 2011

Suprema injusticia



No debería sorprender a nadie la decisión de la Corte Suprema de Justicia de desconocer la validez probatoria de los computadores de ‘Raúl Reyes’, pero no por los tecnicismos esgrimidos por el alto tribunal, sino porque la Corte siempre ha desestimado la ‘Farcpolítica’ y ha demostrado un evidente sesgo al emitir condenas por ‘parapolítica’ con base en precarios indicios.
Desde el día mismo del operativo se supo que tan importante como la caída de ‘Reyes’ era el hallazgo de sus computadores. Por eso, todos los prosélitos de las Farc -desde encumbrados personajes hasta los idiotas útiles de que hablaba Lenin- proclamaron la ilegitimidad de los equipos incautados.
El Presidente de Ecuador solía referirse, con sorna, a las “supercomputadoras que resisten bombas y balas”, como si la misma Lucía Morett y otras guerrilleras no hubieran resistido también.
De inmediato se divulgaron fotos de visitantes del campamento. Los activistas chilenos Manuel Olate y Valeska López admitieron sin empacho haber estado allí una semana antes del bombardeo, y el dirigente comunista argentino Patricio Etchagaray reconoció que la foto correspondía a una visita suya al comandante de las Farc.
Luego, información de los computadores condujo al hallazgo de una caleta con medio millón de dólares en Costa Rica y a la captura del famoso traficante de armas Viktor Bout. Y, finalmente, Interpol certificó que el contenido de esos computadores no fue manipulado, a pesar de lo cual las Farc y sus validadores seguían negando la autenticidad de la información.
Entre tanto, a diferencia de los computadores de ‘Jorge 40′, la Suprema los puso en duda desde el principio. Cuando la Policía le entregó los archivos, en junio del 2008, la CSJ anunció que le pediría a Scotland Yard que verificara su autenticidad, desconociendo que esa agencia británica trabaja con Interpol y hace parte de ella.
En una carta que ‘Tirofijo’ les escribió a sus tropas antes de morir -en ese mismo mes de marzo del 2008- se encuentra esta revelación demoledora: “Los secretos de Farc sean (sic) perdido totalmente en la incautación por el gobierno de los computadores del camarada Raúl con documentos secretos” (EL TIEMPO, 18-7-09).
Y como para que no quedaran dudas, en el 2009 se conoció el famoso video del ‘Mono Jojoy’ en que les lee esa carta a sus combatientes en plena selva.
Hago este recuento para notar que todas las falacias de las Farc y sus amiguetes, en este como en otros casos, se derrumbaron. Los computadores sí resistieron el bombardeo, su contenido no fue manipulado y todo lo que allí se informa es verídico; son -o eran- secretos sensibles de esa organización, no cuentos de ficción que ‘Raúl’ escribía en sus ratos libres para enviar a un concurso literario.
Por eso, la información ha sido tenida en cuenta para adelantar procesos judiciales en países como España, Paraguay, Chile y hasta Ecuador, donde le abrieron un proceso a Correa. Y ha sido solicitada también por la CPI.
De ahí que resulte grotesco, por decir lo menos, que tan incontrovertibles evidencias hayan sido tiradas a la caneca justo donde estos terroristas han cometido sus monstruosidades, y que se ampare semejante leguleyada en el artículo 29 de la Constitución (“Es nula, de pleno derecho, la prueba obtenida con violación del debido proceso”), como si la justicia colombiana no cambiara la jurisprudencia a placer: en el caso de la senadora Gloria Inés Ramírez, los correos de ‘Reyes’ se tuvieron como pruebas válidas.
Y no deja de ser curioso que esto ocurra justo tras la aparición del informe del Instituto Internacional para Estudios Estratégicos. “Pasar la página” es obstrucción de justicia y un salvavidas para las Farc.


Saúl Hernández
Eltiempo.com
Mayo 24 de 2011

domingo, 22 de mayo de 2011

COLOMBIA AL BORDE DEL SOCIALISMO!!!!

ES HORA DE ACTUAR..... NO PODEMOS QUEDARNOS CON LOS BRAZOS ABIERTOS!!!





http://www.youtube.com/watch?v=FDrftgqoIOw&feature=autoshare

LA GUERRA QUE SE VIENE...


Caben, respecto a los hechos gravísimos que se han desencadenado en el Urabá, con la toma de tierras por miles de personas, algunas reflexiones fundamentales. La primera tiene que ver con el Gobierno del Presidente Santos, para recordarle con todo respeto que cuando se siembran vientos se cosechan tempestades. La famosa Ley de Víctimas y Tierras es una invitación para que las Farc y sus allegados, con sotana o sin sotana, hagan lo que están haciendo. Tomar la ocasión para disfrazar de víctimas y desposeídas a miles de personas, y lanzarlas a la ocupación violenta de tierras, para anticiparse al reparto y para demostrar que son las guerrillas las que seguirán esta cruzada, es obvio de parte de los comunistas. Pero nadie se explica cómo el Gobierno torea tantas avispas sin esperar que piquen. Es claro que las Farc son bastante más listas que Santos y el Partido Liberal.
La segunda se conecta con la inexistencia de la inteligencia Política y Militar. Si tuviere algún resto de dignidad, el Director del DAS ya habría renunciado. Porque semejante inmensa movilización no podía pasar desapercibida, como lo fue. Para reclutar, entrenar y mover ese gentío se necesitaron muchos días de paciente trabajo, mucho dinero, mucha violencia y muchas promesas. Que las hubiera descubierto la inteligencia más elemental, si la hubiera. Pero como el Director del DAS está tan ocupado en la destitución de miles de funcionarios honrados y leales para reemplazarlos por “contratistas”, no tuvo tiempo para averiguar lo que venía. Ni para saber lo que vendrá en tantas regiones del país como en las que se estará preparando algo similar. De la Inteligencia Militar no hay ni para qué hablar. Estará dedicado el alto mando a encontrar otra piedra en el zapato que le impida cumplir el más elemental de los deberes. Destituido el General Matamoros, será cosa de ver cuál otro es el que obstaculiza al ilustre marino que comanda las operaciones en tierra para averiguar lo más elemental que en una guerra se averigua, que es por dónde viene el enemigo y con cuáles fuerzas cuenta. Al Ejército lo pescaron en el más profundo de los sueños. No hay para qué interrumpirle la siesta.
Urabá no es objetivo nuevo. Y tampoco sería difícil descubrir quiénes están detrás de semejante movilización. Lo veníamos diciendo de muy antiguo, pero hay temas que es mejor no menear. Fuimos censurados en los principales diarios de provincia, El Colombiano de Medellín y El País de Cali, solo por advertir lo que se fragua en cierta República Independiente que funciona, con mucho dinero extranjero, por los lados de Apartadó y con muchas bendiciones eclesiásticas de por medio. Cuando claudica la primera garantía de la Democracia, que es la prensa libre, quedan muy pocas esperanzas para evitar su naufragio.
Ahora queda por mirar lo que viene. El Ministro Restrepo Salazar, francamente desencajado pronunció la mejor de sus sentencias: este no es modo de hacer las cosas. Hay otros modos. Pero el señor Ministro, y su asesor de excepción, vástago de una de las más ilustres familias de Colombia, olvidaron que cuando a los enemigos se les tiende una mano generosa, sin precaución ni cautela, se toman la fortaleza entera. Ahora pueden ir a sacar a las “víctimas” empujadas por los fusiles de las Farc y el soplo inspirador del comunismo camuflado, de las tierras que les prometieron. Y háganlo sin una víctima de verdad, cuando están buscando muchas. Y si son mujeres y niños, tanto mejor.
Lo de Urabá es una campanada de alerta, que no sabemos cuándo dejará de sonar. Vendrán muchas otras invasiones. Que serán un problema de policía, porque aquí no hay conflicto. Solo que tiene dimensiones suficientes para llevar la Nación hacia un torbellino de violencias sin horizontes. Lo dijimos. Lo advertimos. Lo repetimos. La Ley de Víctimas y Tierras es lo más irresponsable, lo más peligroso, lo más insensato que se pudiera proponer en Colombia. Pero a la hora de la demagogia, todo vale. ¿Quién paga la cuenta?
Fernando Londoño Hoyos
La Nación.