sábado, 30 de julio de 2011

DOCE ARGUMENTOS PARA DECIR NO AL MATRIMONIO HOMOSEXUAL!!

Los homosexuales, actualmente, ya se pueden casar en cualquier país

        Los homosexuales pueden casarse igual que cualquier otro, con los mismos derechos y obligaciones que los heterosexuales. Es decir, sólo con otra persona y sólo del sexo opuesto y que tenga cierta edad y dé su consentimiento. Que un homosexual se queje de discriminación porque no le dejan casarse con alguien del mismo sexo es como si un polígamo se queja de discriminación porque no le dejan casarse con varias mujeres, o un pederasta con un niño, o un secuestrador con su secuestrada (en muchos países aún se practica el secuestro de mujeres para casarse). No hay discriminación con ninguno: la ley es igual para todos y la sociedad tiene un modelo de matrimonio que ha demostrado su eficacia durante siglos.

Casar homosexuales es un experimento social inédito

        Casar personas del mismo sexo es un experimento social que nunca antes se ha intentado. Ninguna civilización ha practicado jamás el matrimonio homosexual. Incluso sociedades que permitían la homosexualidad y hasta la fomentaban en ciertas edades y clases sociales, como los griegos antiguos, entendían claramente el matrimonio como la unión estable entre un hombre y una mujer abiertos a tener hijos. Una cosa eran las prácticas sexuales de los ciudadanos y otra muy distinta la familia y la generación/educación de hijos. La homosexualidad ha adoptado muchas formas en distintas sociedades, pero nunca se le ha relacionado con el matrimonio. Experimentar con la sociedad es irresponsable y peligroso. Como dice la prudencia popular, los experimentos, mejor en casa y con gaseosa.

Sólo un hombre con una mujer generan niños y los crían de forma idónea

        El matrimonio es un status especial que la sociedad reconoce a la unión comprometida entre un hombre y una mujer por una razón: porque su relación corporal es la única capaz de generar nuevos miembros de la especie humana y porque su relación interpersonal es la idónea para criarlos, protegerlos y educarlos. Este servicio es tan importante y benéfico para la sociedad que merece protección legal. Por el contrario, ningún acto corporal entre homosexuales puede generar nuevos seres humanos, y tampoco dos personas del mismo sexo son idóneas para la cría y educación de los niños, que carecerían de referente paterno/masculino (si son dos lesbianas) o materno/femenino (si son dos homosexuales). Son los homosexuales los que deben cargar con el peso de la prueba y demostrar que pueden cumplir las mismas funciones que el matrimonio.

Para evitar abusos contra/entre homosexuales o desamparo legal no hace falta aprobar el matrimonio homosexual

        Casi todos los beneficios de un matrimonio a nivel de herencias, transmisión de bienes, propiedades compartidas, etc... pueden regularlo dos (o más) personas con acuerdos legales ante notario, independientemente de que tengan relaciones sexuales. De hecho, las pocas parejas homosexuales realmente interesadas en estos temas ya han establecido acuerdos así ante notario. Es de destacar que en el contrato matrimonial hay limitaciones, por ejemplo, los cónyuges se comprometen a ser fieles el uno al otro y a la ayuda mutua; en cambio, dos (o más) homosexuales o un grupo de amigos que viven juntos pueden, ante notario, regular muchas de las ventajas del matrimonio sin comprometerse ni a fidelidad ni a ayuda mutua.

Legalizar el matrimonio homosexual establece un agravio comparativo con las personas que viven juntas sin relaciones sexuales
        Dos ancianas que viven juntas, tres hermanos en una casa, cuatro amigos que comparten piso desde hace seis años... Tienen una relación con afectividad, compromiso y convivencia, igual que puedan tener dos homosexuales. Sin embargo, se ven privadas de las ventajas legales del matrimonio gay porque no practican sexo entre ellos. El matrimonio gay en realidad premia a los practicantes de cierto tipo de sexo, privilegiándoles sobre otras convivencias afectivas y estables. Es evidente la diferencia con el matrimonio verdadero, que premia la complementariedad hombremujer estable y abierta a la generación y crianza de los hijos.

Legalizar el matrimonio homosexual establece un agravio comparativo con los polígamos... y con cualquier otra combinación numérica

        Al contrario que el matrimonio homosexual, que nunca ha sido aceptado por ninguna civilización, la poligamia tiene una larga tradición en numerosos países y sociedades, incluso en nuestros días. Si casamos a dos hombres, ¿con qué argumentos impediremos a nuestros ciudadanos islámicos o de origen subsahariano que no se casen con dos o más mujeres? ¿Puede un emigrante pedir por reagrupación familiar que vengan sus tres esposas? Al menos, las uniones polígamas tradicionales tienen hijos y suelen ser estables, lo cual es un bien social. ¿Con qué argumento los defensores del matrimonio gay lo impedirían? Después de todo, “si se quieren...”

        Pero lo cierto es que en los ambientes homosexuales lo que ya se pide es la aprobación de la poligamia bisexual. Un famoso escritor lo ejemplificaba en un número de la revista homosexualista Zero: un amigo suyo está casado con una mujer, madre de sus hijos, y la quiere; pero es homosexual, y tiene una relación con un hombre. ¿Por qué esconderlo? ¿Por qué no casarse todos entre ellos? Así, los niños tendrían dos papás, que siempre es mejor que uno. Cuando el matrimonio deja de ser lo que naturalmente se ve (un hombre y una mujer unidos en un acto de amor que puede generar nuevas vidas –el coito natural está diseñado para uno con una, nadie más–, entonces puede redefinirse para ser cualquier cosa. Una palabra que sirve para todo ya no sirve para nada.

Legalizar el matrimonio gay debilita la fortaleza del matrimonio natural, igual que la moneda falsa debilita la moneda verdadera

        Muchas personas piensan que no les afecta en nada que los homosexuales se casen. Es lo mismo que pensar: “no me afecta en nada que haya gente que haga circular falsos billetes de 100 euros, yo soy honrado y no los usaría, de hecho casi nunca veo billetes de 100 euros”. Sin embargo, es evidente que la circulación de moneda falsa nos afecta a todos, porque se pierde confianza en esa moneda, la gente la usa con reticencias, prefiere usar otras monedas (dólares, por ejemplo) o no comerciar o no aceptar ciertos billetes y al final la economía de todos se resiente porque todo es más costoso. Lo mismo pasa cuando se hace circular un matrimonio falso como si fuese matrimonio real.

        En los países nórdicos, donde el matrimonio entre homosexuales hace años que existe, la mitad de los niños nacen fuera del matrimonio. Al aprobar el matrimonio homosexual se da el mensaje a la sociedad de que en realidad casarse no significa nada (mensaje reforzado en cualquier país donde exista el divorcio). Como consecuencia la gente no se casa y su compromiso (de pareja y a menudo social) es débil. Igual que la moneda falsa crea desconfianza en el sistema económico, el matrimonio falso crea desconfianza en el compromiso interpersonal y social. Una sociedad basada en la desconfianza, la desvinculación y la falta de compromiso nunca funcionará tan bien como una basada en familias fuertes, comprometidas de por vida por el bienestar de los cónyuges, hijos y parientes.

En realidad, pocos homosexuales se casan; el objetivo del movimiento gay es destruir el matrimonio heterosexual

        Lo han reconocido muchas veces los líderes homosexuales en España y en el resto del mundo. En realidad muy pocos de ellos quieren “casarse”. Pero el movimiento del homosexualismo político se vuelca en la exigencia del matrimonio para cambiar la sociedad y eliminar una institución (el matrimonio monógamo y de por vida) en la que no creen.

        “Luchar por el matrimonio del mismo sexo y sus beneficios y entonces, una vez garantizado, redefinir la institución del matrimonio completamente, pedir el derecho de casarse no como una forma de adherirse a los códigos morales de la sociedad sino de desbancar un mito y alterar radicalmente una institución arcaica. [...] La acción más subversiva que pueden emprender los gays y lesbianas [...] es transformar por completo la noción de familia” [Michael Signorile, activista homosexual y escritor, citado en Crisis Magazine, 8 de enero de 2004]

        El activismo homosexual no quiere formar “familias como las demás”. Más bien, quiere llegar a que todas las familias sean como las suyas, para lo cual la clave es desmontar concepto arcaicos y caducos como fidelidad, monogamia, compromiso, fecundidad, paternidad/maternidad, etc...

Legalizar el matrimonio homosexual significa legalizar la entrega de niños a homosexuales

        Hay gente que dice “yo veo bien que los gays se casen pero no que adopten niños”. Es un error pensar que se va a legalizar el matrimonio sin la adopión: si se legaliza el matrimonio incluirá siempre la adopción. Quien apoye una cosa estará apoyando, quiera o no, la otra. Aunque algunas lesbianas tienen hijos de anteriores relaciones o los han buscado (mediante inseminación artificial o con la cooperación de un hombre) la adopción se plantea para que los homosexuales que, obviamente, no tienen niños, accedan a la educación de niños que, obviamente, eran de parejas heterosexuales.

        La adopción de homosexuales tiene diversas desventajas para la sociedad que la permita, empezando por que la escasez de niños hace que se traigan de China, Rusia y otros países... que no van a dar niños a países donde los homosexuales adopten. Así, el deseo de una minoría ínfima va a dificultar a miles de matrimonios que quieren adoptar. Pero el punto clave es que un niño tiene derecho a un padre y una madre, derecho conculcado si se le entrega a dos hombres o a dos mujeres.

Legalizar el matrimonio homosexual significa poner toda la maquinaria educativa y mediática del Estado al servicio del homosexualismo político

        Si el matrimonio gay es legal, se enseñará en las escuelas. Los libros de texto de los niños explicarán la doctrina que las asociaciones homosexualistas hayan indicado: que la homosexualidad es normal, que es bueno tener dos papás y dos mamás, que los niños deben experimentar con su sexualidad para descubrir qué sexo les atrae más y que las personas que se oponen a la homosexualidad (como los papás de los niños cristianos) son intolerantes. Por supuesto, cada serie de televisión tendrá su pareja de homosexuales o lesbianas con niños, conviviendo felices para ejemplo y edificación de tantos matrimonios con problemas. De hecho, hay en España centros de scouts y de ocio infantil que activamente difunden ya esta ideología.

Legalizar el matrimonio homosexual implicará a medio plazo multas y penas de cárcel para quien critique la actividad homosexual

        En Suecia, donde hay uniones gay desde 1995 con adopción de niños desde 2002, se decretó pena de cárcel para un pastor pentecostal que básicamente se limitaba a predicar las palabras de San Pablo sobre la homosexualidad. Otro país donde criticar la homosexualidad ha significado multas y juicios es Canadá. El grado de respetabilidad de la relación gay (no ya de la persona, que obviamente es merecedora de respeto simplemente por ser persona) será extremo y su crítica punible. La libertad de expresión se verá recortada y probablemente también la libertad religiosa.

Legalizando el matrimonio homosexual, Colombia ensanchará su abismo con otras civilizaciones y la propia cultura occidental

        La mayoría de los musulmanes del mundo conocen poco de Occidente y de su democracia. Lo que conocen es básicamente lo peor: que producimos pornografía, que la exportamos en grandes cantidades, que –a sus ojos– nuestras mujeres visten impúdicamente, y que estas mismas mujeres, cuando se les da un cargo en una prisión (ver Abu Ghraib en Irak), vejan, humillan, desnudan y filman pornografía con los prisioneros y la hacen circular. Algo parecido piensan en la China comunista, incluso en las masas populares de la democrática y anglohablante India. Tiranos y fundamentalistas islámicos o comunistas señalan con razón estos y otros elementos para justificar en sus países que “lo que los occidentales llaman democracia es vicio y degeneración”.
        Casar homosexuales y destruir la familia no va a ayudar nada al diálogo OrienteOccidente ni a mostrar las bondades de la democracia. Llamar “derechos humanos” al matrimonio homosexual va a servir para erosionar los verdaderos derechos humanos, para que el mundo no Occidental vea que Occidente impone una moral (o una inmoralidad, desde su punto de vista) no basada en la naturaleza común del ser humano sino en el individualismo, el materialismo y el hedonismo. Millones de musulmanes y de chinos (y la autoridad moral de Occidente) van a ser perjudicados por esta piedra en el camino de extender una auténtica democracia y unos derechos humanos auténticos.
        Hay pues muchas razones perfectamente prácticas para que una sociedad responsable diga "no" al matrimonio entre homosexuales desde el respeto a estas personas.



viernes, 29 de julio de 2011

La adopción de niños por padres homosexuales; ¿Es correcta?

La adopción de niños por padres homosexuales; ¿Es correcta?
Se ha demostrado que los hijos criados en hogares homosexuales son más propensos a tener confusión en su orientación sexual
Autor: Dr. Guillermo van Wielink Meade | Fuente: Director de la Clínica del cerebro 
 

En fecha reciente la Suprema Corte de Justicia de México aprobó una ley que permite que las parejas de un mismo sexo adopten hijos. Ante ello la sociedad mexicana se pregunta si es una ley que afecte la vida de la nación independientemente de las creencias individuales.
La realidad científica es definitiva en el sentido de que: los hijos expuestos a la vida entre parejas homosexuales tienen incremento claro de daño emocional; mental; y físico.

Por el contrario, los niños que son criados por sus dos padres biológicos en un hogar estable tienen: una mejor identidad sexual, menos desordenes emocionales, mejor desempeño académico, y son adultos mejor adaptados y exitosos cuando son criados en su familia natural (2,3,4,5,6,7,8) Esto es en parte porque la biología contribuye a la unión padre hijo (9) y los hijos de padres no naturales tienden a presentar más problemas (10,11) en los parámetros mencionados, pero es aun mas dramática la diferencia entre niños adoptados por una pareja homosexual e hijos de padres heterosexuales.

Los millones de años en la evolución de nuestra especie, ha marcado claras diferencias entre géneros. La anatomía del hombre y la mujer son obviamente distintas, pero además lo es la psique, las hormonas, el funcionamiento cerebral en sus aspectos generales y más sutiles como son los estilos de aprendizaje (11). Así la naturaleza dicta que las madres y padres hagan una contribución distinta al desarrollo del niño, lo cual ha sido ampliamente demostrado en estudios científicos (11,12,13) en aspectos como: disciplina, aprendizaje, socialización y modificación de la conducta.

En contraposición, se ha demostrado que los hijos criados en hogares homosexuales son más propensos a tener confusión en su orientación sexual, por ello se involucran en la experimentación sexual, y después de esto tienden con más frecuencia a adoptar una identidad homosexual (18,19,20,21,22). Esto es preocupante ya que los adolescentes, y adultos jóvenes que adoptan una vida homosexual, están en mayor riesgo de tener problemas de salud mental como: depresión mayor, desordenes de ansiedad, desordenes de conducta, adicción a substancias, y en especial, ideación suicida e intentos de suicidio (23).

Por si ello fuera poco, la investigación ha demostrado riesgos considerables en los niños expuestos al estilo de vida homosexual. La violencia doméstica entre parejas homosexuales es de dos a tres veces más común que entre parejas heterosexuales (24,25,26,27,28). Las parejas homosexuales están más propensas a la disolución (que los matrimonios heterosexuales), y en promedio duran dos a tres años (29,30,31), es decir mucho menos que el promedio.

Los hombres y mujeres homosexuales son mas promiscuos sexualmente (32,33,34,35,36) y más propensos a sufrir enfermedades mentales (37,38,39), abuso de substancias (40) presentar tendencias suicidas (41,42) y una vida mas corta (43) que no dependen del entorno social o la percepción de la sociedad hacia esa tendencia sexual (44).De manera que estos datos hay que aplicarlos tanto a las parejas homosexuales como a la mayor incidencia de hijos homosexuales que estas parejas tienen.

Como vemos los datos científicos en contra de la adopción de niños por parejas homosexuales son muy claros. Sin embargo, nuestros legisladores en aras de la “libertad” han dejado en estado de indefensión a estos menores. La naturaleza no se equivoca al poner dos padres de diferente sexo y de preferencia biológicos como los más indicados para la sana crianza de los hijos, y esto lo demuestran décadas de investigaciones en todas las ramas de las ciencias sociales, por si el simple sentido común no fuera suficiente.

Lo más grave es que: a la luz de la mejor ciencia disponible, se ha demostrado que existe un riesgo significante al exponer al niño a ser criado por una pareja homosexual. Incontables colegios médicos como el Colegio Americano de Pediatría (American College of Pediatricians) han publicado su opinión acerca de que es inapropiado y peligroso para los niños esta práctica de adopción. Publicaciones de la que el autor se ha basado para esta opinión.

Es la meditada opinión del autor que la preferencia sexual debe ser respetada ya que un adulto es responsable de su propia vida, pero exponer a un menor indefenso a la adopción por una pareja homosexual es un acto atroz y contra natura.

Bibiliografía
1. American Academy of Pediatrics, "Co-parent or Second-Parent Adoption by Same-Sex Parents," Pediatrics. 109(2002): 339-340.
2. Heuveline, Patrick, et.al . "Shifting Childrearing to Single Mothers: Results from 17 Western Countries," Population and Development Review 29, no.1 (March 2003) p. 48.
3. Kristen Andersen Moore, et.al . "Marriage from a Child´s Perspective: How Does Family Structure Affect Children and What Can We Do About It?" (Washington, D.C.: Child Trends, Research Brief, June 2002) pp.1-2.
4. Sara McLanahan and Gary Sandfeur, Growing Up with a Single Parent: What Hurts, What Helps (Cambridge: Harvard University Press, 1994), p. 45.
5. Sotirios Sarantakos, "Children in Three Contexts: Family, Education, and Social Development," Children Australia, vol. 21 (1996): 23-31.
6. Jeanne M. Hilton and Esther L. Devall, "Comparison of Parenting and Children´s Behavior in Single-Mother, Single-Father, and Intact Families," Journal of Divorce and Remarriage 29 (1998): 23-54.
7. Elizabeth Thomson et al., "Family Structure and Child Well-Being: Economic Resources vs. Parental Behaviors," Social Forces 73 (1994): 221-42.
8. David Popenoe, Life Without Father (Cambridge: Harvard University Press, 1996), pp. 144, 146.
9. Glenn Stanton Why Marriage Matters (Colorado Springs: Pinon Press, 1997) p. 97-153.
10. SchneiderB, AtteberryA, Owens A. Family Matters: Family Structure and Child Outcomes. Birmingham, AL: Alabama Policy Institute;2005:1-42.Available at www.alabamapolicyinstitute.org/PDFs/currentfamilystructure.pdf .
11. Sax, Leonard. Why Gender Matters: What Parents and Teachers Need to Know About the Emerging Science of Sex Differences (New York: Doubleday, 2005).
12. Blankenhorn, David. Fatherless America. (New York: Basic books, 1995).
13. Byrd, Dean. "Gender Complementarity and Child-rearing: Where Tradition and Science Agree," Journal of Law & Family Studies, University of Utah, Vol. 6 no. 2, 2005. http://narth.com/docs/gendercomplementarity.html.-
4. Robert Lerner, Ph.D., Althea Nagai, Ph.D. No Basis: What the Studies Don´t Tell Us About Same Sex Parenting, Washington DC;Marriage Law Project/Ethics and Public Policy Center, 2001.
15. P. Morgan, P. Morgan Children as Trophies? Examining the Evidence on Same-Sex Parenting, Newcastle upon Tyne, UK; Christian Institute, 2002.
16. J. Paul Guiliani and Dwight G. Duncan, "Brief of Amici Curiae Massachusetts Family Institute and National Association for the Research and Therapy of Homosexuality," Appeal to the Supreme Court of Vermont, Docket No. S1009-97CnC.
17. American Academy of Pediatrics, Perrin, EC, and the committee on psychosocial aspects of child and family health. "Technical report: Co parent or Second-Parent Adoption by Same-Sex Parents," Pediatrics. 109(2002): 343. The Academy acknowledges that the "small, non-representative samples ... and the relatively young age of the children suggest some reserve."
18. F. Tasker and S. Golombok, "Adults Raised as Children in Lesbian Families," American Journal of Orthopsychiatric Association, 65 (1995): 213.
19. J. Michael Bailey et al., "Sexual Orientation of Adult Sons of Gay Fathers," Developmental Psychology 31 (1995): 124-129.
20. Ibid., pp.127,128.
21. F. Tasker and S. Golombok, "Do Parents Influence the Sexual Orientation of Their Children?" Developmental Psychology 32 (1996): 7.
22. Judith Stacey and Timothy J. Biblarz, "(How) Does the Sexual Orientation of Parents Matter," American Sociological Review 66 (2001): 174, 179.
23. Judith Stacey and Timothy J. Biblarz, "(How) Does the Sexual Orientation of Parents Matter," American Sociological Review 66 (2001): 174, 179.
24. Gwat Yong Lie and Sabrina Gentlewarrier, "Intimate Violence in Lesbian Relationships: Discussion of Survey Findings and Practice Implications," Journal of Social Service Research 15 (1991): 41-59.
25. D. Island and P. Letellier, Men Who Beat the Men Who Love Them: Battered Gay Men and Domestic Violence (New York: Haworth Press, 1991), p. 14.
26. Lettie L. Lockhart et al., "Letting out the Secret: Violence in Lesbian Relationships," Journal of Interpersonal Violence 9 (1994): 469-492.27. "Violence Between Intimates," Bureau of Justice Statistics Selected Findings, November 1994, p. 2.
28. Health Implications Associated With Homosexuality (Austin: The Medical Institute for Sexual Health, 1999), p. 79.
29. David P. McWhirter and Andrew M. Mattison, The Male Couple: How Relationships Develop (Englewood Cliffs: Prentice-Hall, 1984), pp. 252-253.
30. M. Saghir and E. Robins, Male and Female Homosexuality (Baltimore: Williams & Wilkins, 1973), p. 225; L.A. Peplau and H. Amaro, "Understanding Lesbian Relationships," in Homosexuality: Social, Psychological, and Biological Issues, ed. J. Weinrich and W. Paul (Beverly Hills: Sage, 1982).
31. M. Pollak, "Male Homosexuality," in Western Sexuality: Practice and Precept in Past and Present Times, ed. P. Aries and A. Bejin, translated by Anthony Forster (New York, NY: B. Blackwell, 1985), pp. 40-61, cited by Joseph Nicolosi in Reparative Therapy of Male Homosexuality (Northvale, New Jersey: Jason Aronson Inc., 1991), pp. 124, 125.
32. A. P. Bell and M. S. Weinberg, Homosexualities: A Study of Diversity Among Men and Women (New York: Simon and Schuster, 1978), pp. 308, 309; See also A. P. Bell, M. S. Weinberg, and S. K. Hammersmith, Sexual Preference (Bloomington: Indiana University Press, 1981).
33. Paul Van de Ven et al., "A Comparative Demographic and Sexual Profile of Older Homosexually Active Men," Journal of Sex Research 34 (1997): 354.
34. A. A. Deenen, "Intimacy and Sexuality in Gay Male Couples," Archives of Sexual Behavior, 23 (1994): 421-431.
35. "Sex Survey Results," Genre (October 1996), quoted in "Survey Finds 40 percent of Gay Men Have Had More Than 40 Sex Partners," Lambda Report, January 1998, p. 20.
36. Marie Xiridoui, et al., "The Contribution of Steady and Casual Partnerships to the Incidence of HIV infection among Homosexual Men in Amsterdam," AIDS 17 (2003): 1029-1038. [Note: one of the findings of this recent study is that those classified as being in "steady relationships" reported an average of 8 casual partners a year in addition to their partner (p. 1032)]
37. J. Bradford et al., "National Lesbian Health Care Survey: Implications for Mental Health Care," Journal of Consulting and Clinical Psychology 62 (1994): 239, cited in Health Implications Associated with Homosexuality, p. 81.
38. Theo G. M. Sandfort, et al., “Same-sex Sexual Behavior and Psychiatric Disorders,” Archives of General Psychiatry 58 (January 2001): 85-91.
39. Bailey, J. M. Commentary: Homosexuality and mental illness. Arch. Gen. Psychiatry. 56 (1999): 876-880. Author states, "These studies contain arguably the best published data on the association between homosexuality and psychopathology, and both converge on the same unhappy conclusion: homosexual people are at substantially higher risk =for some form of emotional problems; including suicidality, major depression, and anxiety disorder, conduct disorder, and nicotine dependence..."
40. Joanne Hall, "Lesbians Recovering from Alcoholic Problems: An Ethnographic Study of Health Care Expectations," Nursing Research 43 (1994): 238-244.
41. R. Herrell et al., "Sexual Orientation and Suicidality, Co-twin Study in Adult Men," Archives of General Psychiatry 56 (1999): 867-874.
42. Vickie M. Mays, et al., "Risk of Psychiatric Disorders among Individuals Reporting Same-sex Sexual Partners in the National Comorbidity Survey," American Journal of Public Health, vol. 91 (June 2001): 933-939.
43. Robert S. Hogg et al., "Modeling the Impact of HIV Disease on Mortality in Gay and Bisexual Men," International Journal of Epidemiology 26 (1997): 657.
44. Sandfort, T.G.M.; de Graaf, R.; Bijl, R.V.; Schnabel. Same-sex sexual behavior and psychiatric disorders. Arch. Gen. Psychiatry. 58 (2001): 85-91.

jueves, 28 de julio de 2011

NO MAS SODOMIA CONSENSUADA - NO MAS MENTIRAS!!!

SODOMÍA CONSENSUADA ¿DESVIACIÓN ANORMAL O ASUNTO DE DISCRIMACIÓN?


Samuel Moreno Diaz fue candidato de los homosexuales en Bogotá a quienes les mantuvo la entrega que les hizo Lucho Garzón de barrios enteros en Bogotá
Por Ricardo Puentes Melo
Para quienes les parezca extraño el término “Sodomía consensual”, éste es el que están utilizando homosexuales alrededor del mundo pretendiendo que las leyes que protegen a grupos minoritarios  contra la discriminación, sean aplicadas a ellos en búsqueda de ciertos privilegios legales especiales. Básicamente, la diferencia estriba en que “consensual” es un contrato formado por el consentimiento de los contrayentes, es decir, para el tema que estamos analizando, la sodomía es aceptada por las dos partes (en caso de que no sean más); mientras que la ausencia de este aditivo “consensual”, haría que la sodomía se convirtiera en violación, bajo cuya categoría está el sodomita Luis Alfredo Garavito quien, además, es pedófilo, o sea que siente atracción sexual por los niños (aunque solamente por los niños de su mismo sexo). Garavito es, de esta manera, un homosexual que comete crimen al no cumplir con el permiso “consensual” de sus parejas; también es criminal porque sus actos homosexuales los comete en menores de edad. Esto, sin tener en cuenta que Garavito ha asesinado a todas sus víctimas.
garavito
Garavito, el homosexual violador de niños que promete trabajar por la niñez
Como ya lo he dicho en numerosas ocasiones, es cuestión de preferencias personales el enunciar positivamente un nexo racional de conducta –como lo es la sodomía- en términos de su incompatibilidad; (en casos de esta especie, un tipo de enunciados se transforma en otro diferente, por obra y gracias de las palabras que se escojan para enunciarlo).
Teniendo esto presente, ustedes podrán imaginarse la dificultad que tiene un antropólogo cuando pretende explicar una sociedad –o grupo-  o un rasgo de ésta, especialmente si el investigador forma parte de dicha sociedad o grupo.
Sin embargo, con perdón de mis colegas que derivan su sustento de ejercer el oficio con salario estatal, podemos tener un punto de encuentro entre lo que diferencia algo “normal” de algo “anormal”, en términos de convivencia y tratando de alejarnos de cualquier preconcepción religiosa.
Tomemos un caso sencillo: En Bogotá, la delincuencia ha subido casi al mismo ritmo en que la corrupción estatal y la desigualdad social lo han hecho.
Esta correlación, como las correlaciones análogas entre la presión económica y la delincuencia, viene muy a propósito para explicar el punto de si los sodomitas consensuales deberían ser considerados como un grupo discriminado.
En el ejemplo de la delincuencia, las presiones económicas impiden un fin deseado por cualquier ser humano, y éste es la consecución de las cosas necesarias para la vida. Esto significa que el respeto “normal” a la propiedad, la vida y la ley, al ser reemplazado por un modo de actuar completamente “anormal”: y ese es el delito. No se necesita ser muy inteligente para inferir que cualquier acción “anormal” trae indiscutiblemente efectos negativos en la sociedad que ha escogido diseñar leyes para proteger los derechos fundamentales y que siempre apuntan a la “consecución de las cosas necesarias para la vida” o su disfrute de ésta. Cuando hay delito siempre habrá desajuste, “anormalidad” o fracaso, dependiendo –repito- del lente con el que se mire.
El robo, por ejemplo, entre habitantes de la antigua Calle del Cartucho, es visto como un logro cuando se comete contra la sociedad que los rechaza, pero se convierte en delito cuando es practicado contra uno de ellos mismos.
Igual sucede con la guerrilla y los paramilitares: Es delito contra la humanidad cuando los afectados son ellos, pero es acción legítima cuando lo cometen ellos contra otros. Igual con los del Polo Democrático: cuando las ideas de sus activistas no son escuchadas, es una afrenta contra el libre derecho a la expresión; pero cuando son los del Polo los que no respetan ni escuchan opiniones ajenas, es debido a que las ideas extrañas a ellos sólo pretenden causar daño a la “causa”, además de “violar los derechos fundamentales” y otras sandeces que se han inventado para camuflar sus vergüenzas.
polo rosa
Marcha pública de la facción gay del comunista Polo Democrático
Así, espero que haya claridad en que la evaluación de las situaciones siempre dependerá de la objetividad del observador.
Ahora sí vamos al grano con el asunto que preocupa y divide a tanta gente: Los privilegios legales para los homosexuales.
Los gays reclaman para sí la aplicación de leyes sobre Derechos humanos que se han concedido a grupos minoritarios, alegando que ellos mismos –los gays- son un grupo minoritario y que –por tanto- son objeto de discriminación.
Yo no sé mucho de derecho, como sabe el Dr. Carlos Gaviria, ni tampoco sé de demagogia como saben don Gustavo Petro y el resto de la cúpula del Polo; sin embargo, asegurar que los homosexuales –o sodomitas consensuados, como se están haciendo llamar- son un grupo perseguido por sus ideales humanitarios, no sólo es un exabrupto jurídico, sino un irrespeto desproporcionado a quienes han dado su vida en la lucha por lograr el reconocimiento de los Derechos Humanos para los grupos que han sido discriminados.
Los homosexuales han aprovechado el sentimiento general que existe para apoyar los Derechos humanos con el fin de capitalizarlo a su favor consiguiendo diversos privilegios que, a mi manera de ver, no tienen justificación en las leyes en las que ellos se apoyan para autodenominarse como grupo discriminado.
Los grupos discriminados, históricamente siempre ha tenido que ver con unas condiciones o estatus incambiables, como la raza, la etnia, el lugar donde se nace. Las leyes de los Derechos Civiles siempre –también- han requerido un balance sensitivo de los intereses sociales (o colectivos). Y su objetivo ha sido el de brindar alivio a aquellos que han sido víctimas del prejuicio sin limitaciones del derecho de las personas de tomar decisiones basadas en criterios “razonables”. En la misma línea, estas leyes que protegen derechos civiles, prohíben tajantemente las acciones que causen daño a inocentes.
gays del polo
Marcha de los homosexuales del Polo Democrático
Así, la discriminación tiene que estar demostrada más allá que en la colección de una serie de actos aislados. Por ejemplo, un lustrabotas sin educación formal, como Lucho Díaz, es concejal de Bogotá, podría alegar ser discriminado por su falta de título universitario ya que cuando se presentó a una entrevista para ser presidente del Banco Agrario, a quien hizo la entrevista le pareció que Lucho no tenía la educación necesaria para ese cargo. Luego, el famoso ex lustrabotas podría asociarse con otras personas que no tienen educación formal en economía o ingeniería, y presionar al legislativo para que expida leyes que los protejan de esta supuesta discriminación y que obligue a la sociedad a que sean ellos quienes conformen la Junta del Banco de la República. Terrible..
Esta situación hipotética puede ser muy triste, pero eso no demuestra que ni Lucho Díaz ni los lustrabotas sean objeto de discriminación. Por supuesto, puede que los dirigentes del Polo, o su simil Moreno de Caro, utilicen los votos de estas personas y que luego, cuando son elegidos, ni los volteen a mirar. Esto también es triste pero no aplica como para rotular la infamia bajo la “discriminación”.
Las leyes de derechos civiles son para proteger a los grupos que sufren discriminación, y tales leyes se han promulgado cuando existen daños sustanciales causados a las personas como consecuencia de pertenecer o tener un estatus o condiciones incambiables. Así, los afroamericanos no necesitan esforzarse mucho para demostrar que han sido objeto de discriminación, igual que los indígenas. Incluso, la religión puede ser un factor considerado como de discriminación porque, a pesar de su aparente condición de cambiable (uno puede cambiarse de religión pero no de raza), se ha comprobado que las personas están dispuestas a morir por su fe y eso lo pueden atestiguar siglos y siglos de asesinatos en nombre de la religión, contra quienes piensan diferente a los que detentan el poder; tampoco es difícil demostrar las matanzas contra “herejes” ni las medidas autoritarias contra quienes pensaran diferente a la religión Católica (igual para otras religiones dominantes). Eso es una cosa; pero si a un evangélico le dio por darle en la “jeta” a un católico, sería muy difícil que éste último alegara ser objeto de discriminación. Tendría serios problemas para tratar de demostrar que los católicos han sido discriminados, por lo menos en el mundo occidental.
Los sodomitas, agolpados en el Polo Democrático y el Partido Liberal –donde hay muchos dirigentes de esta clase- pretenden no sólo que se legalice la sodomía, sino que también se proteja esta práctica. Alegan los liberales y los polistas, que la sodomía es una convicción ideológica y que los maricas se equiparan con los afroamericanos, los indígenas y los religiosos perseguidos, para reclamar ese estatus de condición incambiable cuando, en realidad, la sodomía no es una convicción ideológica sino una simple y llana preferencia sexual.
Y aquí viene a entenderse lo que enuncié al principio: Las leyes sobre derechos humanos no se crearon para proteger la inmoralidad, sino a los grupos neutralmente morales. No es inmoral en sí ser negro o indio, ni ser costeño o cachaco. No hay defecto moral o “delito” en esto.
¿Y qué o quién define lo moral y lo inmoral..? No sé. Supongo que lo hace la sociedad, la mayoría de sus integrantes.  Lo inmoral aquí puede ser una cualidad deseable en otra parte del mundo. Aquí, por lo menos, debido a razones religiosas o lo que sea, la homosexualidad es considerada por la mayoría como una “anormalidad”, una “inmoralidad”; hasta ha sido históricamente considerada como un “delito”.
¿Por qué..? Por muchos factores que no consideraré aquí pero que tienen que ver con nuestra tradición judeo cristiana. Aunque el Islam, tan admirado junto al hezbollah por el señor Bula y otras personas importantes del Polo Democrático, también condena el homosexualismo; lo mismo sucedía con los indígenas americanos –por citar sólo un caso-, quienes sentenciaban a muerte a los maricas precolombinos.
Me atrevo a asegurar que la “moralidad”, es un asunto intrínseco del ser humano. No hace falta saber de leyes como el Dr. Carlos Gaviria para saber que quitarle las pertenencias a alguien no está bien; ni que asesinar a otro ser humano, incluido los humanos en gestación –a quienes los del Polo y el Partido Liberal ya les dictaron sentencia de muerte- no es algo que esté bien ni que edifique al ser humano.  Puede ser un cazador recolector como un Nukak Makú, o un egresado de Oxford como Marco Palacios, pero ambos –Palacios y el Nukak- tienen algo inherente que los lleva a calificar las acciones como morales o inmorales.
Por supuesto, a lo largo de la historia, estas consideraciones y apreciaciones sobre la moralidad y la inmoralidad, han producido las leyes, que no son otra cosa que la adecuación de la moralidad grupal para que la sociedad conformada pueda existir con la garantía de que los derechos fundamentales –además de otras regulaciones- de los individuos sean protegidos.
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Matrimonio Gay. A punto de ser aprobado en Colombia
En ninguna civilización, en ningún grupo humano, la sodomía ha sido vista como algo digno de imitar. Puede que sea tolerada pero no he sabido de ejemplos históricos donde la sodomía haya sido legalizada. Excepto, claro en nuestra sociedad actual. Países como Holanda, España y otros han decidido, (¿por mayoría…?) legalizar la sodomía.
Y es que, a pesar de que la mayoría de la humanidad no es gay (si lo fuera, no habría crecimiento poblacional), la mayoría –que es heterosexual- se ha comido el cuento de que los homosexuales son un grupo discriminado.
Como ya mostré, una cosa es tener una preferencia sexual, y otra muy diferente tener una condición o una convicción ideológica incambiables.
Si las preferencias sexuales fueran catalogadas como objeto de discriminación, no tardaríamos en ver a quienes prefieren el sexo oral exigiendo preferencias legales, o quienes prefieren el sexo con burras u otros animales, alegando ser discriminados por la sociedad. ¿Qué hay de los que prefieren masturbarse espiando a sus vecin@s, o a quienes prefieren el exhibicionismo al sexo “normal”..? Todos ellos cabrían dentro de esta categoría de discriminados por sus preferencias sexuales..! Y habría infinidad de categorías para igual número de preferencias sexuales…
Comparar a Malcom X o Martín Luther King con Norberto –el peluquero- o con los travestis de Chapinero y Chicó, es una deformidad.
Ahora, quienes no somos homosexuales, debemos ser tolerantes con estas personas sin que ello signifique que merezcan un trato legal preferencial, como el que sin conseguirlo jurídicamente, lo tienen ya de hecho.
Decir que los homosexuales son un grupo discriminado, es negar que hemos tenido presidentes, juristas, senadores, concejales, alcalde y políticos gays.
¿Alguien puede negar que la administración Distrital, además de tener gente de la comunidad gay en su gabinete, también les ha dado millones (más de 500 millones por año) a los gays para que realicen su carnaval por las calles de Bogotá, o para que publiquen sus revistas, videos, etc….? Eso sucede hoy día. Y nada me extrañaría que los que fornican con animales también pretendan conseguir partida presupuestal para desfilar con sus burras, gallinas y demás… Lo mismo para los exhibicionistas, los sadomasoquistas, etc.
¿Es eso justo…? No lo creo.
Y es que el asunto de “legalizar” la sodomía, tiene implicaciones bastante serias al reclamar, como ellos reclaman, ser considerados como grupo minoritario discriminado.
Tendrían los mismo privilegios que los afrocolombianos y los indígenas (grupos que sí han sido minoritarios y discriminados), es decir, podrían salir elegidos para cargos con votación popular, con muchísimos menos votos que los demás ciudadanos, serían elegidos por circunscripción nacional; tendrían preferencias a la hora de otorgar terrenos baldíos, podrían acceder con condiciones más favorables que la mayoría de los ciudadanos a las universidades públicas;  etc.
Y no sólo eso. Podrían adoptar niños. Y eso, digan lo que digan, es absolutamente inmoral. Como es inmoral el aborto. Pretender que un niño es una mercancía y que, además, no teniendo derechos fundamentales, deba aceptar su destino de ser adoptado por una pareja de gays, es aberrante.
Porque no me vayan a decir que un homosexual es menos propenso a violar un niño que un heterosexual. Y ojo: Cuando alguien viola un niño, además de homosexual, es depravado y delincuente, como Garavito. Así, tampoco tardaríamos en ver a los violadores de niños alegando que son un grupo discriminado por sus convicciones sexuales. Es más, Luis Alfredo Garavito YA tiene esas aspiraciones. En El Tiempo del 30 de junio de 2006, página 1-2, dice textualmente: “Cuando me llegue la libertad física, en la clandestinidad empezaré a prepararme intelectualmente para llegar algún día, así como van a llegar de pronto unos señores paramilitares o han llegado los señores del M-19, al Congreso de la República. Yo aspiro a llegar allá, para trabajar por la niñez desamparada..”
Imagínense..! Garavito dice que trabajará desde el Congreso por la niñez desamparada..! Ya lo podemos imaginar presentando proyectos de ley para despenalizar la pedofilia activa (o violación de niños). Si ya hay en el Congreso un proyecto recurrente de ley para dar privilegios legales a los homosexuales, ¿quién garantiza que personas como Garavito no obtengan la adopción de niños, poniendo en peligro la vida de estos?  ¿Por respetar las preferencias sexuales de Garavito, vamos a poner en riesgo la integridad de niños inocentes..?
Evidentemente, a quienes propenden por el aborto, o asesinato de infantes, poco les puede interesar la opinión de los niños ya que –según sus razonamientos- estos tendrían menos derechos que una persona adulta. Según ellos, los fetos no tienen derecho a que se les respete la vida simplemente porque no han salido del vientre materno; de igual manera, un niño no tendría derechos hasta que no llegue a la edad adulta (18 años). Esto es absurdo.
Resumiendo: Si alguien quiere ser gay, ¡pues que lo sea..! Nadie debe meterse en su intimidad siempre y cuando sus actuaciones no causen daño a otras personas ni vulneren los derechos de otros más débiles. Si alguien prefiere deleitarse con revistas porno a leer un buen libro de cocina, ¡pues que se deleite..! Pero que no pretenda exigir su “derecho” para que las revistas porno sean obligatorias en las escuelas de primaria.  Afortunadamente la ley castiga al homosexual que tenga relaciones “consensuadas” o no, con un niño. Y considero que esto ha sido un logro. Un logro que no sabemos cuánto tiempo perdure porque, en contra de la mayoría, se pretende obligar al país a que se les otorgue privilegios legales especiales a los homosexuales, aceptando implícitamente que ellos son un grupo perseguido por sus convicciones ideológicas. Ojalá no se pretenda que el carnaval gay deba ser institucionalizado en colegios del Distrito. Aunque ya estamos a un paso de ello.
La otra opción es la del ejemplo de Sitgy, una ciudad cercana a Barcelona, puramente gay. En ese orden de ideas, y conforme a la tendencia del Polo, Bogotá podría convertirse en la Sitgy latinoamericana.  Pero eso lo tendríamos que decidir por votación, no por alcaldada, como se ha hecho hasta ahora con los carnavales gays y con la entrega a estos aberrados de extensas zonas como Chapinero y la Avenida Primero de Mayo –donde existe prostitución infantil que funciona bajo el manto protector del alcalde de Bogotá, Samuel Moreno (“Sammy”, le dicen sus amigos) quien fue elegido -¡oh casualidades!, con el apoyo de las FARC -abusadores de menores-, y de la poderosa comunidad gay capitalian. De la manera como vamos, estamos alentando a que surjan más “Garavitos”, como el “monstruo de los cañaduzales” a quien se le pronostican sólo 4 años de cárcel por violar y asesinar a más de una veintena de niños.
Además de todas estas aberraciones, el Polo Democrático no sólo se regodea con patrocinar el abuso infantil, sino que también se ha empecinado en legalizar la droga para poder expenderla en los centros educativos, que están bajo el control de la izquierda.
Que se le haga un examen de polígrafo a Carlos Gaviria, candidato a presidente por el Polo Democrático.. y que se le pregunte si es sodomita y si le gusta consumir drogas ilegales. Y salimos de dudas.
Septiembre 16 de 2009
CARLOS GAVIRIA
Carlos Gaviria Díaz, ex candidato presidencial del Polo Democrático, ex director de dicho movimiento comunista. Debería decirle claramente al país sobre sus intereses para que se apruebe el matrimonio homosexual y la adopción de niños por parte de parejas gay en Colombia

sábado, 23 de julio de 2011

¿Por qué no se debe legalizar el matrimonio homosexual?


¿Por qué no se debe legalizar el matrimonio homosexual?
Modificado Centro Cultural Cruzada
 Se ha venido debatiendo, con calculada intermitencia, la conveniencia de legalizar o no las uniones homosexuales.


9 Razones 
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or las cuales el “matrimonio” homosexual es nocivo y debe ser evitado 


Estas diez razones le ayudarán a defender la institución del matrimonio, el cual universalmente se define como la unión entre un hombre y una mujer de la cual proceden los hijos.
    1. No es un matrimonio.
    2. Es una violación de la ley natural.
    3. Siempre priva a los niños de tener un padre o una madre.
    4.  Convalida y promueve el estilo de vida homosexual.
    5. Convierte una mala acción en un derecho civil.
    6. No crea una familia, sino una unión naturalmente estéril.
    7. Anula la función de beneficiar el matrimonio por parte del Estado.
    8. Impone su aceptación a toda la sociedad.
    9. Es la vanguardia de una revolución.

Expliquémoslo detalladamente:


1.      No es matrimonio

    Denominar a algo como matrimonio no lo hace en si un matrimonio. El matrimonio siempre ha sido un pacto entre un hombre y una mujer, el cual, debido a su naturaleza, es ordenado para la procreación y la educación de los niños y la unidad y bienestar de los cónyuges.

    Los promotores del “matrimonio” homosexual proponen algo completamente diferente. Proponen la unión entre dos hombres o dos mujeres. Esto niega diferencias biológicas, fisiológicas y psicológicas tan obvias entre hombres y mujeres que encuentran su complemento en el matrimonio. También niega el propósito primario específico del matrimonio: la perpetuación de la raza humana y la crianza de los hijos. Dos cosas completamente diferentes no pueden considerarse como una misma cosa.



    2.      Es una violación de la Ley Natural

    El matrimonio no es sencillamente una relación cualquiera entre seres humanos. Es una relación arraigada en la naturaleza humana y por lo tanto el mismo se rige por la Ley Natural. El precepto más elemental de esa ley es que “lo bueno debe hacerse y procurarse, y lo malo debe evitarse”. Por su razón natural, el hombre puede percibir lo que es moralmente bueno o malo para él. Así, él puede saber el fin o el propósito de cada uno de sus actos y cómo es malo moralmente transformar los medios que le ayudan a realizar un acto en el propósito del acto.

    Cualquier situación que institucionalice la evasión del propósito del acto sexual viola la Ley Natural y las normas objetivas de la moralidad.

    Por estar arraigada a la naturaleza humana, la Ley Natural es universal e inmutable. Se aplica equitativamente a la raza humana entera. Ordena y prohíbe coherentemente, en todo lugar y momento. 


    3.      Siempre les priva a los niños de tener un padre o una madre

    Para su bienestar, el niño debe ser criado bajo la influencia de sus padres naturales. Esta regla se confirma en las dificultades evidentes que tienen que afrontar tantos niños huérfanos, o criados por sólo uno de los padres, o un familiar, o padres adoptivos.

    La situación desafortunada de estos niños se convertirá en norma para todos los niños de un “matrimonio” homosexual. Un niño de un “matrimonio” homosexual siempre será despojado sea de su padre o de su madres natural. El niño, necesariamente, será criado por una persona quien no tiene consaguinidad alguna con él. Será siempre despojado del modelo de una madre o de un padre. El “matrimonio” homosexual ignora bienestar de los niños.


    4.      Convalida y promueve el estilo de vida homosexual

    El “matrimonio” homosexual da validez no sólo a tales uniones sino además al estilo de vida homosexual, con todas sus variantes bisexuales y transexuales.

    Las leyes civiles son principios estructurantes de la vida del hombre en sociedad. Como tales, desempeñan un papel muy importante y a veces decisivo en influenciar los patrones de pensamiento y comportamiento. Forjan la vida de la sociedad externamente, así como modifican profundamente la percepción y la evaluación de las formas de conducta de todas las personas.

    El reconocimiento legal del “matrimonio” homosexual obscurecería necesariamente ciertos valores morales básicos, devaluaría el matrimonio tradicional, y debilitaría la moralidad pública.


    5.      Convierte una mala acción en un derecho civil

    Los activistas homosexuales sostienen la opinión que el “matrimonio” homosexual es un asunto de derechos civiles similar a la lucha por la igualdad racial en los años 1960. Esto es falso.

    En primer lugar, el comportamiento sexual y la raza son realidades esencialmente diferentes. Un hombre y una mujer que quieren casarse pueden ser diferentes en sus características: uno puede ser negro y el otro blanco, uno rico y el otro pobre, o uno alto y el otro bajo. Ninguna de estas diferencias son dificultades irremontables para el matrimonio. Los dos individuos siguen siendo un hombre y una mujer; y por lo tanto, los requisitos de la naturaleza son respetados.

    El “matrimonio” homosexual es contrario a la naturaleza. Dos individuos del mismo sexo, sin tener en cuenta su raza, riqueza, estatura, erudición o fama, nunca podrán casarse por una imposibilidad biológica infranqueable.

    En segundo lugar, las características raciales heredadas e inalterables no pueden ser comparadas con el comportamiento no genético y cambiable. Simplemente no hay ninguna analogía entre el matrimonio interracial de un hombre y una mujer y el “matrimonio” entre dos individuos del mismo sexo.


    6.      No crea una familia, sino una unión naturalmente estéril

    El matrimonio tradicional es usualmente tan fecundo que aquellos a quienes les gustaría frustrar su fin deben violentar la naturaleza para prevenir el nacimiento de los niños usando la contracepción. El matrimonio tradicional naturalmente tiende a crear familias.

    Por el contrario, el “matrimonio” homosexual es intrínsicamente estéril. Si los “cónyuges” desean tener un niño, deben circunvenir la naturaleza por medios costosos y artificiales o deben emplear substitutos. La tendencia natural de tal unión es no crear familias.

    Por consiguiente, no podemos llamar matrimonio a la unión de personas del mismo sexo ni le podemos conceder los beneficios del matrimonio verdadero.


    7.      Anula el propósito del Estado de beneficiar el matrimonio

    Una de las razones principales por la cual el Estado otorga numerosos beneficios al matrimonio es que por su mera naturaleza y diseño, el matrimonio provee las condiciones normales para una atmósfera estable, cariñosa y moral que es propicia para la educación de los niños –el fruto del afecto mutuo de los padres. Esto ayuda a perpetuar la nación y a fortalecer la sociedad, un interés evidente del Estado.

    El “matrimonio” homosexual no prevé tales condiciones. Su propósito primario, hablando objetivamente, es la gratificación personal de dos individuos cuya unión es estéril por naturaleza. Por consiguiente no tiene derecho a la protección que el Estado extiende al verdadero matrimonio.


    8.      Impone su aceptación a toda la sociedad

    Al legalizar el “matrimonio” homosexual, el Estado se convierte en su promotor oficial y activo. El Estado convoca a los funcionarios públicos a oficiar las nuevas ceremonias civiles, les ordena a las escuelas públicas que enseñen a los niños la aceptación del mismo, y castiga cualquier empleado estatal que exprese desaprobación.

    En la esfera privada, los padres que se oponen al “matrimonio” homosexual verán a sus niños expuestos más que nunca a esta nueva “moralidad”, los negocios que ofrecen servicios para bodas se verán forzados a proveerlos para las uniones de parejas del mismo sexo, y los dueños de propiedades para alquiler tendrán que aceptar parejas del mismo sexo “casadas” como arrendatarios.

    En cada situación donde el matrimonio afecta la sociedad, el Estado esperará que los cristianos y todas las personas de buena voluntad traicionen sus conciencias mediante el silencio o falta de acción, ante un ataque al orden natural y a la moralidad 



    9.      Es la vanguardia de la Revolución Sexual

    En los años de 1960, la sociedad fue forzada a aceptar toda clase de relaciones sexuales inmorales entre hombres y mujeres. Hoy vemos una revolución sexual nueva donde se le pide a la sociedad que acepte la sodomía y el “matrimonio” de homosexuales.

    Si el “matrimonio” homosexual es aceptado universalmente como el paso actual en la “libertad” sexual, ¿qué argumentos lógicos pueden  emplearse para detener los pasos siguientes al incesto, la pedofilia, la bestialidad y otras formas de comportamiento antinatural? Por cierto, los elementos radicales de ciertas subculturas de “vanguardia” ya abogan por tales aberraciones.

    El forzar el “matrimonio” homosexual sobre el pueblo americano aclara cada vez más lo que el activista homosexual Paul Varnell escribió para Chicago Free Press:

    ”El movimiento homosexual, bien sea que lo admitamos o no, no es un movimiento de derechos civiles, ni siquiera es un movimiento de liberación sexual, sino una revolución moral dirigida a cambiar el punto de vista de las personas acerca de la homosexualidad.”