jueves, 30 de junio de 2011

MILITIA

Este es el camino para nuestra liberación, para la liberación del hombre. Aquel hombre que no quiere pertenecer al rebaño obediente al consumo. Aquel hombre que entrega su vida por ser más que un número, más que un cliente, más que un voto. Por buscar algo que vaya más allá de la vida miserable para la que nos educaron. Estudiar, trabajar, consumir, morir. ¿A eso le llaman vida? Veámonos de frente, sabemos muy bien que tan aparte vivimos del resto. No queremos vivir pendientes del dinero. No queremos trabajar en trabajos que odiamos para comprar basura que no necesitamos. No queremos ser lustrabotas del sistema para obtener un par de horas de soledad frente a un televisor y a eso llamarle bienestar. Queremos ser libres, para ser nosotros mismos, para construir la vida que queremos. Lejos de esta cárcel del materialismo, la ciudad capitalista. Lejos de todas las ideologías y las modas, lejos de la política que más que liberar nos encadena a promesas que siempre se posponen. Queremos nuestro poder hoy, nuestra voluntad de poder, es por eso que descreemos del estado y sus mentiras, y buscamos nuestro lugar en el mundo. Nuestra vía es la flecha. A ella apuntamos. Ella a su vez, apunta hacia nosotros mismos y nos dice: Haga un Cambio Definitivo, es hora de que muera lo viejo, y viva lo eterno. Es hora de ser el camino, el andar y la meta. Es la hora de las afirmaciones absolutas: un si, un no, una línea recta, una meta. Esta lucha hacia el superhombre, nuestra más alta esperanza, lleva un nombre...

ALIANZA PATRIOTAS


miércoles, 22 de junio de 2011

SIN JUSTICIA


SIN JUSTICIA, SOLO PROCESOS ACOMODADOS
NO A LA NARCO - IZQUIERDA!!


POR LOS DERECHOS DE NUESTROS HEROES!!
POR UNA JUSTICIA REAL!!



REFLEXIONES DE LA SEÑORA THANIA VEGA

Por Thania Vega
Otra vez en mis desvelos siento la necesidad de levantarme a escribir.
Es que hoy,  después de escuchar la entrevista en la W  del doctor Ramiro Bejarano, abogado, profesor universitario y reconocido columnista, he quedado estupefacta, y tengo que reconocerlo, adolorida, si es que a mi alma le queda espacio para sentir más dolor.
Hace una semana que nos enteramos a través de los medios de que gracias al periodista Ricardo Puentes,  quien para nosotros se ha convertido en un ángel de la guarda, ya que gracias a sus investigaciones por puro interés en el tema, porque no hay ningún vínculo de otra clase  de nosotros con él, ha descubierto  cosas definitivas y capitales que demuestran el terrible complot que se organizó para condenar al coronel Plazas Vega. Ricardo Puentes descubrió, por ejemplo, que René Guarín el vocero de los llamados desaparecidos fue guerrillero del M-19.
Ricardo Puentes  logró, además, entrevistar al  doctor  Rodríguez Cuenca,  director de Antropología  de la Universidad Nacional, y consiguió que él le revelara que muchos cadáveres no fueron identificados, y que reposan en la morgue de la Fiscalía desde hace muchos años.
Resulta  que ahora  Ricardo Puentes ha encontrado al tan sonado testigo por el cual se condenó, en primera instancia,  al coronel Plazas a 30 años de prisión. Ricardo Puentes ha hecho la investigación que ha debido hacer la llamada “fiscal de hierro”, Ángela María Buitrago. Todo indica que ella no investigó nada pues no tenía la tarea de investigar. Su tarea, presumo, era armar un guión para condenar al coronel Plazas, y así lo hizo.  Pero resulta que, como no hay crimen perfecto, toda esa mentira que acabó con la tranquilidad y la paz de nuestra familia, esa mentira infame  que nos ha causado tanto dolor y tristeza, se ha derrumbado!
No hay que olvidar que en esta farsa son muchos los implicados. La fiscal armó la tramoya  pero fue una juez la que sobre esas acusaciones, débiles y sin pruebas, condenó a 30 años a un inocente.
Han sido innumerables las manifestaciones de la opinión pública a raíz de la noticia de que el cabo Edgar Villamizar acudió a la Procuraduría para decir que él nunca había dado ese testimonio, ni había firmado el documento que presentó la fiscal como “”testimonio” y “prueba” de que Plazas era un genocida. Hemos sentido que la sociedad colombiana ya no “traga entero” y que es absolutamente consciente  de que en este caso  se ha condenando a un inocente. De allí sus manifestaciones de apoyo a nosotros y de alegría por la revelación del señor Villamizar.
Por eso mi asombro y mi dolor son grandes al escuchar al doctor Ramiro Bejarano, quien salió a atacar y a mentir de la manera más increíble ante  un medio de comunicación como W radio. Lleno de furia y de ira atacó al periodista Ricardo Puentes. Llegó a menospreciarlo y a tratarlo con términos muy hirientes por el sólo hecho de que él llevó a Villamizar a dar un testimonio de verdad ante el Procurador General Alejandro Ordóñez.

Ramiro Bejarano, director del DAS durante el gobierno de Ernesto Samper
Ramiro Bejarano dice que él ha tenido en sus manos el proceso. A lo mejor sí, pero haberlo tenido no quiere decir que lo conozca. Bejarano falta a la verdad cuando dice que el testimonio de Villamizar no es la única prueba contra el coronel Plazas. Aunque a él le duela tendría que recordarle que  el fallo de condena firmado por la juez Jara descansa sobre un único argumento: el testimonio del supuesto señor Villamizar. El doctor Bejarano debería leer mejor esa sentencia.  Es más, ese pretendido testimonio de Villamizar  fue desechado por ineficaz en la sentencia dictada por la juez 51 María Cristina Trejos, quien condenó injustamente al general Arias Cabrales por haber dirigido el rescate del palacio de Justicia. Lo que el doctor Bejarano conoce muy bien es la versión que inventó la fiscal Buitrago, no el proceso.
Dice el doctor Bejarano que  lo de Villamizar no es una suplantación. Claro que sí lo es. En su denuncia ante el Procurador General, Villamizar dijo que la firma que aparece en el expediente de la fiscal Buitrago no es su firma. El reitera que él no fue a la Escuela de Caballería. ¡Por favor! Si él no fue a ese lugar y si la fiscal dice que un sujeto se le presentó allí con la cédula de Villamizar, aunque Villamizar no estuvo allí, de lo que se trata es de una suplantación completa y total del señor Villamizar, del verdadero! O que los funcionarios que estaban en ese lugar se  inventaron ese episodio.
Asegura también el famoso columnista que la prueba de que Villamizar sí fue a ese lugar es que lo conocían “en el entorno de ese universo” y que lo reconocieron y lo saludaron quienes acompañaban a la fiscal cuando el hombre llegó a dar su declaración acusatoria pues él había trabajado en la fiscalía. Supongo que el “entorno” eran los dos funcionarios del CTI que eran subalternos de la fiscal, y que también firmaron el  controvertido documento con el señor Bustos, delegado de la Procuraduría. Sería bueno, en mi concepto, que ellos  le cuenten y le expliquen al país cómo fue exactamente esa misteriosa diligencia ya que, curiosamente, en los registros de la guardia de la Escuela de Caballería no aparece la entrada ni la salida de nadie con ese nombre ese día.
¿No cree usted doctor Bejarano que tal recuento es útil?  ¿O es que usted ya habló con ellos? Además, es importante que el doctor Bejarano recuerde que no sólo la firma del documento no coincide con la post firma sino que, al comparar la firma del documento con la del cabo Villamizar en su hoja de vida, y ahora con la de su declaración ante la Procuraduría,  ¡se constata que son diferentes!  Esa no es la firma de Edgar Villamizar. Es normal que Ramiro Bejarano llegue a equivocarse, como le pasó a él, como él lo dice, en el artículo que escribió.  Lo que sería increíble es que el doctor Bejarano cambie de apellido  sin darse cuenta al firmar sus columnas. Si ese fuera el caso tendría que ir a ver un médico.
El eminente columnista también pretende que “hay muchísimas pruebas” contra Plazas. La verdad yo no las conozco. Estoy segura de que no están en el proceso.
Dice el doctor Bejarano que el traslado de Villamizar a Bogotá está demostrado. ¿De qué manera? No conozco esa demostración. Lo que sí sé es que tres superiores de Villamizar declararon en el juicio que él nunca había venido a Bogotá. Uno de ellos se encontraba con él en Granada, Meta, siguiendo por la televisión los trágicos hechos del palacio de justicia. Y ahora el mismo Edgar Villamizar lo confirma.
El doctor Bejarano está molesto y así lo manifestó por que el Procurador Alejandro Ordóñez aceptó el testimonio y le dio credibilidad. A mí me molesta, o mejor, me duele mucho que haya personas como él, como Ramiro Bejarano, cargadas de odio y obnubiladas por  el deseo de que se condene a un inocente que lo único que ha hecho es servir a este país y ser ejemplo para muchos. Dios los perdone, si es que esto tiene perdón.

Junio 21 de 2011

martes, 14 de junio de 2011

LIBERTAD PARA UN HEROE, UN PATRIOTA UN CABALLERO!!!



A CONTINUACION EL LINK CON LA ENTREVISTA AL DR. PUENTES MELO, Y SU INVESTIGACION SOBRE LA VERDAD DEL CASO PLAZAS VEGA.


NO MAS INJUSTICIA! LIBERTAD PARA ESTE PRESO POLITICO
LIBERTAD PARA EL CORONEL PLAZAS!!

YO CREO EN PLAZAS!!

lunes, 13 de junio de 2011

“LA FISCALÍA ME VA A ASESINAR SI HABLO” DICE EL TESTIGO ESTRELLA CONTRA PLAZAS VEGA

Por Ricardo Puentes Melo
Sí. Apareció el cabo Edgar Villamizar Espinel y, antes de hablar con nosotros, aseguró con la resignación de quien conoce cómo actúa la mafia : “Una vez que yo hable, la Fiscalía General de la Nación me va a asesinar…”
Lo dijimos en todos los tonos y colores: Aquí hay una mano negra, un Cartel de la Toga que está montando procesos contra los militares, prevaricando y delinquiendo valiéndose de unas instituciones sagradas a las cuales estos infames están mancillando.
Periodismo Sin Fronteras encontró al cabo Edgar Villamizar Espinel, el único testigo que le quedó a la Fiscalía después de los otros fueron desvirtuados y se demostrara que sus testimonios eran comprobadamente falsos.
Para refrescar la memoria a nuestros lectores, el testimonio con el cual se condenó al coronel Plazas Vega de por vida, es una declaración escrita en cuatro páginas, sin fecha, sin membrete de la Fiscalía, con un estilo que evidencia su factura por parte de un abogado, y no de un testigo que se presenta a declarar voluntariamente.
En esta “declaración” una persona que dice llamarse Edgar Villarreal, cabo del ejército y ex funcionario del CTI de la Fiscalía, narra hechos inverosímiles. Dice este “Villarreal” en su testimonio, que él se encontraba en Granada, Meta en el momento de la sangrienta toma del Palacio de Justicia (planeada, entre otros, por Gustavo Petro, hoy candidato a la Alcaldía de Bogotá). Cuenta también “Villarreal”, que de inmediato lo subieron a un helicóptero que para la época no existía en el país, junto a otros militares, y los trajeron a Bogotá en un viaje a velocidades fantásticas. Dice también que llegó al Palacio de Justicia, combatió, escuchó personalmente a Plazas Vega ordenar “colgar a esos hps” (refiriéndose a los “desaparecidos”) mientras comía empanadas en un tienda por departamentos cercana al Palacio de Justicia, y que luego se fue a dormir mientras Plazas y el resto de militares seguían en combate con la narcoguerrilla del M-19 (ver el fabuloso relato en: http://www.periodismosinfronteras.com/el-testigo-estrella-contra-plazas-vega-un-chiste.html )
Aunque la declaración no tiene membrete de la Fiscalía, y fue tomada a espaldas de la defensa del Coronel Plazas Vega, allí la rubrican la Fiscal Ángela María Buitrago Ruiz, el Agente Especial del Ministerio Público, Henry Bustos Alba; el investigador Efrén González; el Fiscal Auxiliar José Darío Cediel Serrano; Pablo E. Vásquez H., investigador; y, por supuesto, el testigo estrella: Edgar Villarreal. Todos prevaricadores.
Las sorpresas empiezan a aparecer aquí. Este Edgar Villarreal firma con el número de cédula 13.452.278, de Cúcuta y narra los hechos mencionados, agregando que escuchó los gritos desgarradores de los “desaparecidos” del Palacio mientras estaban siendo torturados por Plazas Vega y otros militares. Resulta que ese número de cédula no corresponde a ningún Edgar Villarreal, sino a Edgar Villamizar Espinel.

Edgar Villamizar Espinel. Suplantado por la Fiscalía General de la Nación para condenar a Plazas Vega, Arias Cabrales y el gral Ramírez
Al investigar, se encontró que efectivamente un Edgar Villamizar Espinel estuvo en Granada y que ciertos datos de su declaración, como trayectoria y amigos mencionados, sí cuadran con los datos de Edgar Villamizar Espinel.
Al preguntársele a la Fiscal Buitrago y a la juez Jara por esta abominación, ellas dijeron que había sido un pequeño error de transcripción, pero que el testigo efectivamente se llamaba Edgar Villamizar Espinel, y no “Edgar Villarreal” como aparecía ‘erróneamente’ en la declaración.
Entonces, la Fiscal anexó la “corrección” al proceso e incluyó la hoja de vida del cabo Edgar Villamizar Espinel. Luego, dijo que el cabo Villamizar se negaba a asistir a las múltiples citaciones hechas por la Fiscalía, aduciendo temor por su vida. Y asunto arreglado.
O al menos, eso creyeron ellas.
Encontramos que la firma de quien rubricaba como “Edgar Villarreal” no tenía los rasgos grafológicos de Edgar Villamizar Espinel. Así que nos dimos a la tarea de buscarlo.
Con las hipótesis de que, o bien Villamizar Espinel era un pillo redomado que había recibido dinero a cambio de ofrecer sus datos y proveer de su número de cédula para que alguien firmara por él; o bien tenía un pecado escondido por el cual estaba siendo extorsionado para que no se presentara a declarar, empezamos la búsqueda.
Efectivamente, encontramos que antes de 1991 aparecía en la Fiscalía su nombre con su número de cédula con un dato: “Sospechoso de homicidio”.
Presumiendo su peligrosidad, pero deseosos de conocer la verdad, lo encontramos en un lugar recóndito de Colombia a donde llegamos no sin cierta dificultad.
Por supuesto, Edgar Villamizar Espinel me recibió con cierta prevención, debido en gran parte al escrito satírico que yo había publicado sobre su testimonio.
Y aquí empezaron a conocerse las verdades.

La Fiscal Ángela María Buitrago... debería estar en la cárcel
En la entrevista que le concedió a Periodismo Sin Fronteras, con la condición de que no sería publicada hasta que él estuviera a salvo y protegida su familia, nos contó lo siguiente:
1.Él, Edgar Villamizar Espinel, jamás estuvo en los hechos del Palacio de Justicia los días de la Toma por parte de la guerrilla del M-19, esto es, el 6 y 7 de noviembre de 1985.
2. Él jamás en su vida ha visto personalmente al Coronel Plazas, y por tanto es falso que haya estado con él y le haya escuchado mandar colgar a nadie.
3. Jamás estuvo en la Escuela de Caballería dando esa declaración que la Fiscal Ángela María Buitrago, Henry Bustos Alba, Efrén González, Pablo E. Vásquez H. y José Darío Cediel Serrano firmaron acreditando como verdadera. Edgar Villamizar no hizo esa declaración con la que condenaron al coronel Plazas. “Esa no es mi firma, ni lo que se dice allí es mi declaración… Yo jamás he declarado estas cosas ante ninguna entidad..”, nos aclaró.
4. La Fiscalía General de la Nación jamás lo ha citado a declarar. Es falso, dice Villamizar, que le hayan expedido boletas de citación, o que él haya llamado para decir que no asistía a declarar por miedo. Villamizar nos aseguró que nunca fue citado a declarar y reta al que quiera para que mire las citaciones y le comprueben si él las firmó como recibidas.
5. Muchos de los datos de su vida que aparecen en la declaración de marras, son falsos. Por ejemplo, ni él nació en Cúcuta ni es graduado de Biología.
6. La Fiscalía general de la Nación sí lo contactó, pero para tratarlo de obligar a que firmara esa declaración falsa como si fuera suya. A lo que él se negó con firmeza.
Le pregunté por qué razón él no se había presentado a aclarar esos asuntos y me miró como si no pudiera dar crédito a mi ingenuidad.
“Yo trabajé con el CTI de la Fiscalía, señor periodista… Sé de lo que son capaces… Vi muchas cosas allí. Con esta declaración que estoy dándole a usted, estoy poniéndole precio a mi cabeza. Mi sentencia de muerte es segura. La Fiscalía va a asesinarme y muy seguramente lo hará con mi hijo y mi nieto…”
Le pregunté por el asunto de su reseña como “sospechoso de homicidio” por allá en 1991 y su argumento fue contundente: “Después de esa fecha yo entro a la Fiscalía… ¿cómo puede ser posible que teniendo una reseña como ésta me hayan aceptado..? ¿Cómo es posible que mi hoja de vida allí esté llena de méritos…?”
Indudablemente, una buena respuesta.

María Stella Jara, la juez que prevaricó. En vez de estar en la cárcel, fue premiada al ser nombrada magistrada
Mi propia percepción es que La Fiscalía General de la Nación se aprovechó de este hombre que, a pesar de ser experto en temas como defensa personal y seguridad, es incauto para otras cosas. Ciertamente, a Villamizar debieron haberlo tratado de sobornar y, como se dieron cuenta que por ahí no era el camino, lo amenazaron a él y a su hijo.
Edgar Villamizar ama entrañablemente a su hijo y los de la Fiscalía debieron haber descubierto esa “debilidad”.
La prueba de la buena fe de Edgar Villamizar, es que cuando le propuse que fuera a donde un hombre que ha demostrado a toda prueba ser de los pocos honestos e íntegros de este país, ni siquiera lo dudó.
Se pidió la cita con el Dr. Alejandro Ordóñez, Procurador General de la Nación, y allá fue a contar sus penurias Edgar Villamizar.
¿Qué significa todo esto que nos narró el cabo Edgar Villamizar Espinel…?
Que tenemos una Fiscalía corrupta hasta los tuétanos. Que tenemos una justicia infame y criminal. Que aquí quien está gobernando es el Cartel de la Toga, montando procesos, comprando testigos, amenazando, extorsionando, asesinando.
Lo que nos cuenta el cabo Villamizar Espinel, nos pone los pelos de punta al pensar en qué clase de manos está el país. Mientras la Corte Suprema de Justicia rinde homenajes a jueces relacionados con la mafia; mientras los mismos magistrados de la Corte van a paseos con mafiosos y vagabundas; mientras la Fiscalía es usada como una empresa criminal para beneficio del hampa, enviando a la cárcel a militares honestos como el coronel Plazas Vega, y los generales Arias Cabrales e Iván Ramírez, nadie puede poner en tela de juicio los fallos de estos sinvergüenzas. El país está arrodillado ante este contubernio mafioso de jueces, fiscales, narcotraficantes y guerrilleros.
Plazas Vega debe ser puesto en libertad de inmediato. Los generales Arias Cabrales e Iván Ramírez deben quedar libres ya.
Si existe algo de justicia en este país, y si los jueces y fiscales honestos (pocos, pero claro que existen) deben abandonar el miedo e iniciar la investigación contra la juez Maria Estella Jara y la Fiscal Angela María Buitrago, por violación al debido proceso; por prevaricato. Igual con los otros firmantes de esa falsa declaración: Henry Bustos Alba, Efrén González, Pablo E. Vásquez y José Darío Cediel Serrano. Debe investigarse la relación exacta que tienen la juez y la Fiscal con el guerrillero René Guarín Cortés. Y debe escudriñarse el papel del Colectivo Alvear Restrepo en este criminal montaje.

René Guarín Cortés, un peligroso guerrillero, secuestrador y asalta bancos que fingía ser defensor de Derechos Humanos, cómplice de la Fiscal y la Juez
Y que se investigue quién firmó suplantando a Edgar Villamizar Espinel. Sospechamos que fue el delegado de la Procuraduría, Henry Bustos Alba.
Que también se escudriñe sobre el papel que aquí jugaron los Fiscales generales Alfonso Gómez Méndez y Mario Iguarán… Y que se analice el papel de la actual Fiscal, Vivián Morales, esposa de un terrorista guerrillero del M-19, y ficha política del tenebroso Gómez Méndez.
Porque aquí queda demostrado que sí existe un cartel mafioso de jueces, fiscales y magistrados.
También queda claro que todo este aberrante proceso del Palacio de Justicia, contra militares íntegros, verdaderos héroes que defendieron la patria contra los deseos de Petro, Otty Patiño, Ever Bustamente, Antonio Navarro, Vera Grabe y demás sus secuaces de convertir esto en una dictadura narco-comunista, debe servirnos de alarma despertadora para los otros casos infames que ha montado la Fiscalía contra muestro ejército. Sin ir más lejos, contra el general Rito Alejo del Rio, contra el coronel Mejía Gutiérrez, contra contra el general Uscátegui y varios más.
Que se declare nulo el proceso del Palacio de Justicia. Que se haga un gran juicio abierto al público para que nos cuenten todas las bellaquerías criminales del Cartel de la Toga. Que se reabra un proceso limpio sobre lo que sucedió en el Palacio de Justicia y que se llamen a declarar a los criminales, entre ellos al actual candidato a la Alcaldía de Bogotá, Gustavo Petro Urrego. También a Vera Grabe, Otty Patiño, Ever Bustamante, Navarro Wolf… Todos ellos. Que se les revoque el indulto concedido por su mentor César Gaviria Trujillo.
¿Por qué publicamos este relato solamente después de más de 20 días de que Edgar Villamizar nos concedió la entrevista..?
Por otro suceso grave que tememos. Edgar Villamizar, su hijo y yo nos citamos este viernes 10 de junio de 2011 para acompañarlo ante el Ministerio del Interior con el fin de proveerlos de un esquema de seguridad que garantizara sus vidas.
Edgar Villamizar no se presentó. La noche anterior, es decir, el jueves, el Sr. Villamizar me hizo una llamada telefónica. Lo noté extremadamente nervioso. Me dijo que no podía hablar en ese momento, que cosas nuevas se le habían presentado, que me llamaría temprano desde una cabina telefónica cuando llegara a Bogotá.
Pero nunca llamó.
Ojalá las fuerzas oscuras que manejan este país no lo hayan desaparecido. Perderían su tiempo, porque él ya contó su historia en la Procuraduría General de la Nación.
Así pues, queridos lectores, la alegría enorme que siento por la obligatoria libertad del coronel Plazas Vega y de los generales Arias Cabrales e Iván Ramírez, no está completa.
Y no lo está porque, además, esta conquista deja al descubierto un mar de podredumbre en las instituciones que, precisamente, fueron creadas para protegernos de los delincuentes. La alegría nos es completa porque queda al descubierto que nuestra patria, la única que tenemos, está en manos de los bandidos. La alegría no es completa porque el avance criminal y sanguinario de las guerrillas comunistas y sus hermanos siameses –los partidos de izquierda- se apoderaron de Colombia con el empeño de colocar tras las rejas a nuestros militares honestos –que son los únicos que pueden frenar su avance-, contando con la participación activa de este gobierno que impúdicamente ha dado la espalda a quienes lo elegimos creyendo en sus promesas vacías de derrotar a las guerrillas cuando lo que en realidad siempre buscó era co-gobernar con ellas.
¿Y la gran prensa de este país…? Nada, son cómplices de esta infamia. Pero eso será otro tema.

El coronel Plazas Vega. Una víctima de las monstruosidades de la Fiscalía y los guerrilleros indultados
Entretanto, debemos ir pensando en que este país queda en gratitud eterna con el coronel Alfonso Plazas Vega, mancillado, humillado, vapuleado, infamado por la prensa, por políticos, jueces, fiscales, magistrados…
Plazas Vega, quien nos salvó de la amenaza narco-comunista; quien fue objeto del falso testimonio de Gustavo Petro, que juró ante la ley haber sido torturado por el coronel, con tan mala suerte que ignoraba que en las fechas citadas por este hampón, el coronel se encontraba fuera del país, así que tuvo que retractarse.
Plazas Vega, quien sufrió la cárcel–aún la sufre- en pago por sus servicios limpios a Colombia mientras los criminales legislan desde el Congreso, dirigen las oficinas de Derechos Humanos, ocupan cargos públicos, gobernaciones y fungen como jueces, fiscales, investigadores y carceleros… O son candidatos presidenciales, congresistas y candidatos a las alcaldías.
Coronel Plazas Vega: A usted le debemos un homenaje de desagravio.

Junio 13 de 2011

jueves, 9 de junio de 2011

EN PELIGRO MIEMBRO DE LA MESA DIRECTIVA DE ALIANZA PATRIOTAS.

EL GOBIERNO SANTOS ME CUELGA LA LÁPIDA

RICARDO PUENTES MELO
Junio 9 de 2011

A pesar de los consejos de mis amigos para que denunciara ante el mundo, siempre he soportado con estoicismo las múltiples amenazas contra mi vida y la de mi familia, que me llegan religiosamente desde hace varios años, y Dios sabe que entre mis confidentes pocos las han escuchado. Esta reserva se debe a que no me gusta la vocación de mártir ni tampoco he querido dar oportunidad para que algún demente –de esos que pululan en nuestra sociedad- aproveche amenazas ajenas y ajuste cuentas conmigo o, lo que es peor, con mi familia.
Pero finalmente he entendido que denunciar abiertamente, no sólo las amenazas sino también la negativa del gobierno Santos para brindarme protección, es la mejor manera de exponer ante la opinión pública la situación de indefensión de quienes nos ocupamos en revelar lo que los corruptos y otros mafiosos luchan por esconder.
La decisión que tomo hoy es, ni más ni menos, definitiva en mi vida y en la mi familia, que es la que se ha llevado la mayor cuota de sacrificio en este ministerio que escogí sin que fuera decisión ni de mi esposa ni de mis pequeños hijos cargar con la cruz que les he obligado a llevar durante estos años.
Cuando empecé a publicar sobre las relaciones del Polo Democrático con las FARC, sobre los contratistas guerrilleros durante la alcaldía de Lucho Garzón y sobre la corrupción enorme en el Concejo de Bogotá, siempre aliado de los atracos al presupuesto de la ciudad, no tardó mucho para que empezara a recibir llamadas y correos amenazantes. A nada de eso le presté mucha atención, y hasta me divertía la torpeza de los “anónimos” porque investigué algunas llamadas y mensajes encontrando que provenían directamente de la administración distrital.
Lo que cambió dramáticamente mi vida, fue el secuestro de mi hijo, de escasos tres años de edad en ese entonces, justo después de una llamada que pude descubrir que se había hecho desde unas cabinas telefónicas en la esquina del lugar donde mi hijo fue raptado.
Quienes son padres pueden imaginarse el grado extremo de angustia y dolor que experimentamos con mi esposa. No hay palabras para describirlo.
En esa ocasión llamé a la Policía, a pesar de que tiempo atrás doce hampones de esos intentaron asesinarme debido a las denuncias que hice ante la Dirección General por corrupción de varios agentes y su superior, un Mayor de apellido Castañeda que comandaba la estación Segunda de Policía en esa época. Tuve que llamar a la policía a pesar, también, de que en sus bases de datos habían colocado mi número de cédula con el nombre de un peligrosísimo criminal que estaba siendo buscado por homicidio y no sé qué más cosas. Obviamente, con el propósito de que quien me solicitara documentos en cualquier lugar, tuviera licencia para dispararme.
Confié en la policía por pura necesidad. Pero ellos me dijeron que no podían hacer nada para recuperar a mi hijo hasta después de 72 horas. Con horror les supliqué que hicieran algo de inmediato… les dije que en 72 horas mi hijo podría ser violado, descuartizado, quemado o lanzado en cualquier basurero después de ser asesinado. Pero mis ruegos no obtuvieron respuesta de quien atendía en la línea 112.
Por fortuna, la acción solidaria de la ciudadanía logró que pudiéramos recuperar a nuestro hijo sano y salvo. Aunque sin acción alguna de las autoridades.
Ese día entendí que estaban hablando en serio.

Alejandro, sufrió el secuestro
Las amenazas se extendieron a mis otros hijos. Una llamada que recibió mi esposa, haciéndole saber que conocían la ruta al colegio de Irene, mi hija de 5 años, así como todo el itinerario de nuestros días, nos obligó a sacarla del colegio y a encerrarla junto a sus hermanitos entre cuatro paredes. Así han estado desde hace ya seis años.
Desde ese momento, mi esposa y yo iniciamos un viacrucis, trasteándonos como gitanos de un lugar a otro, sometidos también por la encerrona financiera que ejercían mis detractores cancelándome contratos, haciendo presión para que “recapacitara” y abandonara mis investigaciones periodísticas, enviándome amigos y conocidos para que intentaran razonar conmigo dejándome ver que si yo continuaba ese derrotero, mi esposa e hijos sufrirían las consecuencias.
Hablé con mi esposa y ella decidió apoyarme en mi decisión, a sabiendas de que tiempos peores se avecinaban.
Efectivamente, en estos últimos años hemos perdido todo, menos la dignidad. Nos han seguido a cada lugar que nos trasteamos, me han propinado golpizas, me siguen llamando, me siguen escribiendo amenazas, me han apuñaleado, me han cercado –junto a mi hijo mayor- para matarnos a machete y bala, y ni aún así la policía ha tomado cartas en el asunto.
En esa ocasión, cuando un grupo de hampones (que manejan el negocio de las drogas en un lugar del centro de Bogotá) nos iban a dar machete y bala acusándome de “estar calentando el parche” y de burlarse de mí cuando yo estaba llamando a la policía por teléfono (me dijeron: “no sea huevón, si esos pirobos son nuestros”) la respuesta de los agentes de policía a quienes llamé, fue: “tranquilo, no ponga denuncia que nosotros arreglamos eso”. No sé si arreglarían o no, pero en dos ocasiones se entraron a mi casa con el evidente deseo de hacernos daño, y una tercera ocasión se estaban entrando por el techo. Mi única explicación para que no nos haya sucedido nada, es que Dios nos cuida.
Por supuesto, coloqué denuncios en la Fiscalía General de la Nación, anexando cientos de correos con direcciones IP, con remitentes conocidos públicamente, de guerrilleros amnistiados, de miembros del Partido Comunista, etc. Pero la Fiscalía archivó el caso a los pocos días sin darme ninguna explicación. Pero yo tengo la explicación: complicidad. ¿Qué otra explicación puede haber cuando, en vez de recibir protección, hemos sido objeto de allanamientos policivos..?
He tocado todas las puertas posibles. Incluso acudí a la FLIP, en ese entonces dirigida por un sujeto llamado Orlando quien poco después pasó al portal “La Silla Vacía” desde donde me acusaron de pertenecer a la extrema derecha que atacaba ‘infamemente’ a Juan Manuel Santos. Sobra decir que “extrema derecha” o “derecha dura” son términos para referirse a una facción extremista que usa la violencia, el terrorismo y el asesinato como recursos válidos para imponer una causa.
La FLIP no ha dudado en publicar boletines de prensa denunciando cuando un soldado impide el ingreso a zona restringida de un periodista de Telesur, pero nada de lo que me ha sucedido ha ameritado siquiera una línea de ellos. Luego de que se fue el tal Orlando de la dirección de la FLIP, llegó Andrés Morales, con quien me entrevisté. Morales se ha mostrado muy amable conmigo, y parece que entiende la situación. Pero sigo sin comprender por qué razón mi caso no ha merecido una nota de protesta de la FLIP.

Sarah e Irene... han tenido que sufrir persecución sin entender por qué. También están en la mira de los bandidos. Y el gobierno no hace nada para protegernos
Acudí también a la Sociedad Interamericana de Prensa, SIP. Allí contacté a Ricardo Trotti quien perdió el interés cuando descubrió que la familia Santos era objeto de mis editoriales. Y puedo entenderlo ya que el señor Trotti es amigo personal de Enrique Santos, hermano del presidente, y quien fuera presidente de la SIP. Varias veces Trotti, fingiendo no recordar mi solicitud de apoyo, me pedía que se la enviara nuevamente. Cuantas veces la solicitó, igual de veces se la envié… Hasta que se cansó de decirme lo mismo y dejó de contestarme.
Escribí a la OEA, a la ONU, a ACNUR, Amnistía Internacional, a “Reporteros Sin Fronteras”… pero pronto descubriría que todas estas –y las anteriores- estaban en manos de la izquierda y que no les interesa nada que muestre como víctimas a sus opositores.
Hasta El Espectador publicó un editorial donde se me acusó de propagandista negro, a sueldo de quién sabe qué intereses malignos.
Pensé que en el Ejército Nacional encontraría solidaridad, ya que es la institución que defiendo de tiempo completo. Pero allí no encontré el esperado apoyo. Es más, en sus tiempos, el general Suárez Bustamante me quería encontrar pero para castigarme por las denuncias que hice en su contra; y ahora el general Vargas Briceño, quien me califica de “ese hijueputa no sabe con quién se metió”, es el segundo comandante del ejército. Así que tampoco hay esperanza por esos lados.
Cuando se conoció mi petición de protección en el Ministerio del Interior y de Justicia, una fuente de mucha credibilidad, que me aprecia y estaba presente en ese momento, me cuenta que en plena reunión entre el ministro Vargas Lleras, su viceministro Samper y unos altos mandos militares, se dijo, refiriéndose a mi llamado de auxilio: “Que coma mierda ese hijueputa..!”.
La única entidad que inclinó su oído ante mi situación, fue la  “CPJ’s Americas Program”, una organización de protección a periodistas seria y sin prejuicios políticos.
La CPJ se comunicó con el ministerio y con la FLIP, y por esa razón me llamaron de nuevo desde la Dirección de Derechos Humanos del Ministerio del Interior y de Justicia. La Dra. Paulina Riveros, quien creo que de verdad está interesada en ayudar, no ha podido concretar sus promesas para protegernos.
En Derechos Humanos del Ministerio me mienten respecto al desarrollo de mi caso. Me dicen que los estudios de seguridad de la policía no han llegado –cuando sé perfectamente que han llegado desde hace varias semanas- que hay que esperar a que se reuna el Comité, que están de viaje, que están almorzando, que llame después… en fin…
Debo reconocer, eso sí, que durante el ministerio de Valencia Cossio se me envió a Villavicencio, lugar al que fui ingenuamente. Por fortuna, un querido amigo me alertó sobre la intención de atentar contra mí y mi familia, así que regresé de inmediato a Bogotá.
También, en este gobierno, se me dio un chaleco antibalas que me salvó de un apuñalamiento a plena luz de día en Bogotá. Tenía dos días de estrenado. Ojalá no me obliguen a pagarlo.
Yo entiendo perfectamente que ni la Policía Nacional ni el ministro Vargas, ni el presidente Santos estén ansiosos por proteger mi vida. Al revés.
Qué va a querer protegerme una entidad como la Policía Nacional, a la que le reconozco que aún posee personal honesto y entregado, pero cuyo Director, el general Oscar Naranjo fue desenmascarado por este servidor como un fraude que se montó junto al ministro de Defensa y al presidente Santos, al anunciar mentirosamente que había sido condecorado internacionalmente como el mejor Policía del mundo…?
¿Será qué va a protegerme la Fiscalía general de la Nación, a la que he denunciado como infestada por mafiosos que compran testigos y acusan falsamente a los militares que defienden la patria..?
¿Será que va a defenderme el ministro Vargas Lleras, de quien he solicitado explicación ante las denuncias que han hecho mafiosos diciendo que ellos financiaron su campaña política…?

Mi esposa y mis hijos, objetivos militares de los bandidos de la izquierda
¿Será que va a protegerme la Corte Suprema de Justicia, que he denunciado por sus nexos con narcotraficantes y guerrilleros…?
¿Será que va a protegerme el ministro de Defensa, a quien le he reclamado por su desidia ante las injusticias que se cometen con nuestros héroes militares..?
¿Será que a este gobierno, amangualado con la guerrilla, le va a interesar proteger a quien descubrió que el principal acusador contra los militares por el caso de la Toma del Palacio de Justicia, René Guarín Cortés,  que fingía ser un honesto defensor de Derechos Humanos, no era más que un secuestrador, un guerrillero de la misma cuadrilla de quienes asaltaron el Palacio, y que gracias a ese descubrimiento salió del país por temor de ser arrestado por ese delito de secuestro que aún no ha pagado…? ¿Será que me van a proteger cuando, gracias a ese descubrimiento, tuvo que salir de la Fiscalía la prevaricadora Ángela María Buitrago?
¿Será que este gobierno está interesado en proteger a quien descubrió que no existen desaparecidos del Palacio de Justicia sino que los cadáveres están escondidos por la misma Fiscalía General de la Nación..? ¿Será que le interesa protegerme cuando el mismo presidente Santos acude a homenajes a favor de unos desaparecidos que no lo están, al lado del guerrillero Guarín, su anfitrión..?
¿Será que a este gobierno le interesa proteger a quien denunció con más denuedo al general Suárez, al guerrillero amnistiado Carlos Franco y al mismo Juan Manuel Santos por el montaje de los falsos positivos con el cual empezaron a asestar golpes mortales al gloriosos Ejército Nacional..?
¿Será que a este gobierno le interesa proteger a quien denuncia que desde las mismas entrañas del ejército hay traidores que buscan poner tras las rejas a oficiales honestos para quitar del camino la talanquera que protesta por la traición hacia 9 millones de colombianos que se vieron arrinconados cuando Santos anunció que su nuevo mejor amigo es aquel que financia el terrorismo en Colombia…?
¿Será que a este gobierno le interesa proteger a quien denunció que el comandante de las FARC, Cano, fue sacado del Cañón de las Hermosas para protegerlo de las operaciones militares..?
¿Será que a este gobierno le interesa proteger a quien primero lo denunció como el caballo de Troya del socialismo bolivariano en Colombia, y quien publicó que ya la agenda para las conversaciones de paz con las FARC estaba lista y preparada a espaldas del país, traicionándonos…?
No… No soy tan tonto para creer que este gobierno y sus entes de justicia e investigación querrán hacer algo para proteger mi vida y la de mi familia.
Y no lo soy porque hasta el curita Giraldo, célebre por mandar a mejor vida a los destinatarios de sus editoriales, me dedicó uno a mí, colocándome de inmediato como objetivo de las FARC. Ejemplo que siguieron el Colectivo de Abogados Alvear Restrepo y la FIDH, quienes enviaron una carta al presidente Santos acusándonos a Eduardo Mackenzie y a mí de estar en una especia de conspiración terrorista contra los usufructuadores del negocio de las víctimas; carta ante la que protestamos pero que no valió sino una lapidaria respuesta presidencial de que en este gobierno se respetaban por encima de todo a las ONG (sin importarle que la ONG del cura Giraldo está acusada de decenas de asesinatos de líderes negros)
Pero como ciudadano colombiano tengo derecho a que se me proteja. No veo por qué un guerrillero amnistiado, un terrorista sanguinario como Gustavo Petro posea medio centenar de escoltas, armas, autos blindados y más. Y yo, que jamás he sido terrorista ni he planeado asesinar magistrados, ni secuestros ni masacres, merezca apenas insultos de quienes constitucionalmente están obligados a protegerme.
Nunca he sido editorialista a sueldo, ni he figurado en las listas de cocteles de los poderosos ni de dueños de los medios. No conozco el Palacio de Nariño por dentro, ni jamás he recibido tarjetas de navidad de los gobiernos de turno. No tengo deudas con anunciantes en la revista digital que dirijo, ni tampoco nuestros colaboradores han pedido salario que ni yo tengo.
Las paredes de mi casa jamás han escuchado de mis labios frases como “Sí, doctor… sí, presidente; sí, alcalde… lo que ustedes ordenen… Paguen y yo callo…”
Sé que mi independencia de opinión, y la firmeza de mis convicciones me han hecho merecedor de amigos leales en el ejército, en la Policía Nacional y hasta en ciertos sectores del gobierno. Me quieren también varios colombianos, patriotas, personas que me honran con su amistad y que me convencen de que vale la pena hacer lo que hago.
Pero esas mismas razones me han granjeado enemigos poderosísimos que se mueven en la oscuridad para obligarme a torcer mi camino y que, al no lograrlo, no dudan en atentar contra mi vida y la de mi familia.
Hoy, al responder la llamada telefónica que me hicieron desde el Ministerio del Interior y de Justicia adiviné lo que efectivamente me dijeron: Que el estudio del nivel de riesgo que había hecho la Policía Nacional de mí y mi familia, indicaba que un vendedor de zapatos tenía más peligro de ser asesinado que yo.
Por mi familia, por la vida de mis hijos y de mi esposa, es que decido contar esta tragedia. Que todos se enteren de que si algo más me sucede, o algo más le sucede a mis seres queridos, los culpables pueden ubicarlos tanto en los escondites de las guerrillas, como en los edificios gubernamentales de este régimen.
Y, abusando de quienes me aprecian, les solicito que den a conocer este artículo a quienes más puedan, para testimonio de lo que nos suceda.
Por mi parte, lamento tener que decirles a los camaradas del gobierno, del partido y de la guerrilla, que mientras tenga aliento seguiré poniendo al servicio de mi país mis afectos, mi pluma y mi voto.
Al camarada Santos: Gracias por la lápida… Desde que su gobierno no toque a mi familia, la cargaré con gusto.
Junio 09 de 2011